domingo, 10 de abril de 2011

Azar...




No hay nada tan azaroso
como el dedo de esa niña
que dibuja en la arena.


Ella, inocente, traza su nombre
sin imaginar cuántas huellas
pisaron antes esa arena.

El mar, más azul que nunca,
intenta alcanzar a la niña para jugar con ella,
pero se ahoga entre arena.

El viento ondula el pelo de la pequeña,
que cae por su propio peso,
intentando besar la arena.

Los pies se hunden,
buscando recuerdos enterrados,
infinitas historias que murieron en esa misma arena.

La vida, el mundo...es arena.
Constituida por miles de granitos, de personas,
que observan impotentes como el destino,
esa niña inocente que dibuja con su dedo en la arena, juega con ellos.