Destellos de luz fugaz a las cuatro de la mañana...miradas refugiadas en la noche que no se ven, solo se intuyen...el tacto de la fina arena en la planta de los pies...y conversación. Palabras sinceras y destensionadas cruzan ideas humildes, pero ambiciosas. El alma se sonríe avergonzada, como si el gozo de compartir y liberar lo más profundo del ser fuera un tesoro prohibido, un acto perseguido por aquellos que no son capaces de encontrar tal placer. Pero el sabor de lo prohibido consigue deleitar el paladar más conservador, y...poco pude hacer yo para luchar contra millones de neuronas gritando: ¡REVOLUCIÓN!
-¿Y qué buscamos?¿Y qué buscas? ¿Tú lo sabes?
Yo sí. No me di cuenta esa misma madrugada, pero acabé sabiendo que lo sabía. Busco "algo".
- Estás loco...¿cómo vas a malgastar tu vida buscando algo que ni siquiera sabes definir? ¿Algo que ni siquiera sabes cómo es?
No..no no...no un simple "algo", sino ese "algo". Quizás tiene que ver con lo intelectual, con el saber, quizás tiene que ver con la realización personal, quizás con dejar huella en la tierra que piso...o quizás solo se trata de sentirme bien, de tumbarme bajo el cielo y dejar que los sentidos inunden mi ser de percepciones...o quizás una mezcla de todo...¡yo que sé!
-Ah...ya. ¿Te refieres a ser feliz, a encontrar la felicidad, no?
¡NO! Ya te lo he dicho...tan solo quiero buscar ese "algo".
-Tú estás majareta.
Qué va...simplemente...es mucho más bonito buscar algo que ni siquiera tiene nombre.
